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Editorial 832

 


Cómo perseverar en el bien y ser feliz


La vida es cambio, renovación, evolución. La evolución tiene un sentido finalista, teleológico, trascendental. Es decir, que el mundo no existe porque sí. Obedece a una Causa importante y tiende a un fin también importante, el cual ignoramos los seres humanos, porque está más allá del alcance de nuestra diminuta inteligencia.


Los científicos, al margen de su posición religiosa, creen que lo que ocurre en el mundo no es por azar, existe un propósito que nosotros desconocemos.


En este proceso evolutivo, a cada persona le va de acuerdo a la actitud que toma frente a la vida. Existen muchos factores de educación, oportunidades, etc que influyen en la vida, pero, en definitiva, cada persona llega a ser lo que decide ser.


Muchas personas luchan, pero no logran sus objetivos. Sin duda algo funciona mal, es necesario reflexiona y rectificar.


En la vida sólo tenemos dos opciones: Triunfar o fracasar. Muchas personas aceptan la mediocridad, que es una forma disfrazada de fracaso.


La diferencia entre triunfar y fracasar, depende básicamente de la actitud que tomamos ante la vida y de la decisión inquebrantable de hacer bien las cosas, de perseverar en la acción y de aspirar a metas importantes.


No debemos olvidar que nuestras raíces profundas son de origen animal, que tendemos al libertinaje y a la corrupción y que podemos ser fanáticos y violentos; por lo cual, necesitamos ejercer un control constante sobre nuestra mente. También es importante permanecer alerta a nivel social para impedir que surjan ciertas ideologías o fanatismos, cuyos efectos todos conocemos.
A veces nos horrorizamos por comportamientos humanos aberrantes; pero nadie puede decir: "De esta agua no beberé". Si nos descuidamos, todos podemos llegar a actuar como animales salvajes, y, aún peor, pues, ningún animal masacra, pero el ser humano puede llegar a límites de perversión absoluta. De aquí la importancia de entender que, el perseverar en el bien es una trabajo de todos los días.


En la medida en que las personas están bien educadas, tienen más control sobre sus instintos salvajes; mientras que las personas que carecen de principios y valores, son desbordas por los instintos.


Cuando se debilitan los principios y valores surge la parte oscura de la mente y se impone el imperio de los instintos, de la fuerza, de la brutalidad, de la corrupción y del crimen.


La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y decaen cuando se debilitan sus principios morales. De aquí la importancia de una educación que promocione los valores.


Los principios y valores son la luz que ilumina el camino a seguir pero son las emociones la fuerza que mueve el mundo. De aquí la importancia de aprender a controlar los sentimientos y emociones.
Como la vida es un proceso de renovación constante, necesitamos actualizarnos en ideas, métodos, sentimientos y valores con el fin de tener la fortaleza mental necesaria para controlar nuestros propios enemigos internos (egoísmo, pereza, tendencia al libertinaje, etc.) y los enemigos externos (represión, injusticias, engaños, corrupción, agresividad, envidia, competencia, etc.)


Las personas perseveran en el bien cuando tienen propósitos claros, razones y convicciones, hábitos eficaces, control de su vida y de sus emociones y cuando experimentan éxito.


La sociedad tiene un poder gravitacional inmenso que arrastra a quienes caen bajo su radio de acción. La sociedad genera mucho desgate psicológico, moral y espiritual, por lo que es importante aprender a liberarse de su influencia y mantener la conciencia clara y libertad de acción.


El bien es un concepto muy abstracto, por lo que necesitas definirlo con precisión, para que no te ocurra como a muchas personas que luchan toda su vida por lo que considera el bien y al final sólo les queda vacío y frustración.


El bien abarca todos esos aspectos de la vida que forman parte de ti (inteligencia, conocimientos, experiencia, autoestima, fe, criterios, valores, amistad, satisfacción, felicidad, etc.) los cuales te llenan de plenitud interna, los puedes llevar contigo a donde quiera que vayas y nadie te los puede robar.


Como la vida es un proceso constante, necesitamos resolver las dificultades a medida que van surgiendo. Podemos tener un golpe de suerte y resolver el problema económico para el resto de nuestra vida, pero a nivel humano las cosas ocurren día a día, y nadie sabe lo que ocurrirá el día de mañana.


En la vida estamos rodeados de familiares y amigos, pero, en realidad estamos solos, nuestros problemas son nuestros y sólo nosotros podemos resolverlos; de aquí la importancia de velar constantemente por nosotros mismos, porque nadie puede hacerlo por nosotros.


El mal acecha, las tentaciones están en todas partes y se disfrazan de forma muy sutil, y también somos débiles, por lo que necesitamos estar atentos para ser fieles a nuestros valores y perseverar en el bien. Al perseverar en el bien tenemos garantizada la felicidad. Cuando no seas feliz, reflexiona y encuentra qué es lo que estás haciendo mal.


Para perseverar en el bien y ser feliz, no necesitas hacer cosas extraodinarias, pero sí necesitas hacer bien lo que haces.


La sociedad es mediocre, por lo cual, no puedes utilizar su ejemplo como parámetro o modelo a seguir.


Para los sabios de la antigüedad, lo más importante era conocer la verdad y practicar el bien, lo cual hacía a las personas virtuosas y felices. éste es también el pensamiento fundamental de las grandes religiones y éste debería ser el objetivo fundamental de las personas, pero ya sabemos cuál es la realidad de la sociedad actual y también conocemos cuáles son las consecuencias de vivir de espaldas a la verdad y al bien.

Vive de tal forma que siempre te sientas orgulloso de ti mismo.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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